La fascia de nuestro cuerpo es la gran desconocida. Para que deje de serlo y conozcáis un poco más vuestro cuerpo, hoy os contamos qué es el sistema fascial, cómo se daña y los beneficios de la inducción miofascial. ¡Empecemos! Las limitaciones del sistema miofascial producen dolor y frenan la recuperación de la función; y es la técnica de inducción miofascial la pieza clave para la restauración de dicha función y alivio del dolor.
El sistema fascial es una red de tejido conectivo, nos envuelve y nos da forma. Es una red tridimensional e ininterrumpida constituida por colágeno. El recorrido fascial es continuo, por lo que cualquier cambio estructural de la fascia en una determinada parte del cuerpo producirá restricciones en las partes distales.
Este cambio estructural, denominado disfunción miofascial, puede producirse por diversos traumatismos. No sólo un golpe o una caída, sino que puede ser también una intervención quirúrgica, una menstruación dolorosa, o una mala postura. Una disfunción miofascial no tratada correctamente y a tiempo lleva al paciente a un círculo vicioso de tensión y espasmo muscular; es decir, se produce una disfunción orgánica y dolor.
El sistema fascial puede encontrarse en una excesiva tensión o puede estar demasiado distendido; en ambas situaciones, la función corporal queda afectada. Un pequeño cambio en el sistema miofascial causa estrés en cualquier parte del cuerpo. No es posible mantener un cuerpo saludable sin que exista un sistema fascial saludable.